lundi 20 avril 2009

RESCATE CANINO EN LA CUEVA DEL XUCHITL










Jueves 31 de julio de 2008. Núm. 3
RESCATE CANINO EN LA CUEVA DEL XUCHITL

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Miembros del grupo de espeleología de nuestra asociación dejaron de lado sus actividades para dar ayuda y poner a salvo a un pequeño can que por alguna razón se encontraba a mas de 30 metros de profundidad en la cueva del Xuchitl.
Ricardo Martinez





Salimos el sábado 16 de febrero con rumbo a Veracruz, n
uestro plan era visitar la cueva del Xuchitl en el municipio
de Maltrata, Veracruz con la intensión de continuar la
exploración y topografiar un ramal que promete bastante.
Con los retrasos comunes de la salida de la ciudad de
México estábamos llegando a la boca de la cueva alrededor
de las 2 de la tarde. Se instalo el campamento y se
organizaron tres grupos, el primero con la intensión de
continuar con la exploración del ramal, el segundo para
hacer la topografía y el tercero se quedo en la superficie
de respaldo. La hora estimada de salida era a las 2:00
a.m. del día siguiente, por eso al grupo de superficie
nos preocupo que alrededor de las 7.00 de la noche
vimos una luz y una persona saliendo de la cueva.
¿Qué había pasado?


El primer equipo, que tenía la encomienda de continuar
con el armado de la cueva, después de bajar el segundo
tiro y justo antes de un paso estrecho encontró acurrucado
y apenas con vida a un perro pequeño; un perro de esos
que viven en todas las rancherías del país y que nunca
les prestamos mucha atención. El perro apenas se
movía, una primera impresión diría que estaba muerto ya
que no reacciono al sentir a los recién llegados.
Le acercaron un chocolate, el cual ni siquiera olió; fue
necesario metérselo en la boca a la fuerza para
que comenzara a reaccionar, le acercamos un
segundo chocolate que comió con avidez. Se veía que
llevaba varios días dentro de la cueva y que estaba más
muerto que vivo. La doctora Lourdes Nava, que por suerte
iba en el primer grupo lo reviso y lo encontró,
pese a su estado de hipotermia en buen estado físico.



La responsabilidad de sacar al animal corrió por parte del
segundo equipo, se analizaron varias posibilidades ya
que solo se podía salir por cuerdas verticales. Se
decidió por la mas simple: meter al perro a un costal y
que una persona lo sacara. Debido al poco peso del
perro, Emilio Tejeda no tuvo ningún problema para
sacarlo los 30 metros que lo separaban de la salida,
el problema fue que cada dos o tres jumareadas
tenía que detenerse y hablarle al animal para darle
ánimos y tranquilizarlo.
El animal quizá por el instinto, quizá por lo cansado
que estaba, no opuso ninguna resistencia y actuó
con completa docilidad para que lo ayudaran a salir.



Ya afuera, se le dio un poco de atún que le duro solo
unos segundos, al colocarle el contenido de una segunda
lata un poco alejado, comenzó a moverse para intentar
salir del costal. Se le ayudo a salir, y una vez mas
comió con avidez el resto de comida. Se decidió no
darle mas comida por que podría causarle algún trastorno
estomacal. El perro busco un poco mas de comida en el
campamento, miro alrededor como intentando reconocer,
se revolcó en el pasto, supongo que un poco para secarse
y un poco por la alegría de seguir vivo. Al reconocer el lugar
en el que se encontraba tomo una de las veredas y se perdió
en la noche. Se veía en buen estado y contento de haber salido.











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